De grande quería ser abogado, pero las cartas que le preparó el destino fueron adversas; huérfano desde los siete y con dos hermanos pequeños a quienes cuidar y alimentar, tuvo que hallar el modo de ganarse la vida, engrasando zapatos y haciéndolos brillar como una placa de metal radiante. Un día, le propusieron un escurridizo negocio que le traería jugosos resultados en poco tiempo: comerciar Xin Chilas.
Siendo tan inteligente como era, muy pronto se volvió un experto para esconderlas de la ley y llevar hasta las manos de sus clientes esas pequeñas criaturas, que servirían de mascotas exóticas o como tela para alta costura. Era tan hábil que amasó una fortuna en menos de un año, y se ganó un lugar dentro de los barrios bajos de la ciudad sin preocuparse por el cruel destino de aquellos animales.
Logró lo que quería: tenía poder...y dinero. Una noche como tantas, sin embargo, recibió dos tiros por la espalda. Triste historia la que llevó a un niño de cabellos dorados y ojos vivaces a actuar así; triste saber que tantos Xin Chilas fueron sacrificados en pos de un fugaz sueño; pero más triste saber que aun tan complicada, su historia pudo ser diferente.
